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FISIOLOGÍA DEL EJERCICIO por Luis Loza
- Ene 8 2003

El mantenimiento de una contracción muscular requiere una provisión de grandes cantidades de energía química. Esta se denomina ATP. Naturalmente el organismo puede sintetizarlo por dos vías metabólicas diferentes, de las cuáles una de ellas actua en condiciones de necesidades inmediatas o situaciones de stress, (via anaeróbica) donde no interviene el oxígeno. De nuestro interés y por las condiciones de vuelo (distancias), la vía más importante es la aeróbica donde el principal protagonista es el oxígeno.
Para la producción de energía se requieren cantidades suficientes de oxígeno que puedan llegarle a las mitocondrias de las células musculares que son organelas encargadas de la producción de ATP.
El oxígeno depende de la capacidad pulmonar, el aire inspirado y de factores internos como el paso del oxígeno de los pulmones a la sangre, el transporte de éste por lo glóbulos rojos, que entre otras cosas se ve modificado en carencias de vitaminas (complejo B), minerales y oligoelementos, y por último, de la entrega de oxígeno de la sangre al músculo.
El consumo máximo o volumen máximo de oxígeno consumido está determinado genéticamente, también por el entrenamiento y el tamaño corporal. El consumo de oxígeno aumenta proporcionalemente con la velocidad de vuelo realizado hasta alcanzar un nivel por encima del cuál no hay aumento.
Existe normalmente una interacción entre el sistema aeróbico y anaeróbico, en una carrera donde el segundo suministra la mayor cantidad de Atp en el sprint, al principio como al final si el vuelo es prolongado, mientras que el sistema aeróbico predomina en el período estacionario de la misma, es decir casi junto a los momentos en donde el animal suelto termina las vueltas de reconocimiento u orientación y emprende camino a casa.
El equilibrio entre estas dos vías depende del tiempo de entrenamiento, de las reservas de oxígeno por parte de las células y la disponibilidad de enzimas mitocondriales intervinientes en la producción de energía.
El almacenamiento del sustrato energético (glucosa) se hace en forma de glucógeno, este se alamacena en hígado y en músculo. El glucógeno hepático se utiliza constantemente para suministrar energía a todos los tejidos del organismo, además hay un sistema de hormonas que controla la cantidad de glucosa en sangre. Para volar, al principio, la paloma utiliza carbohidratos y luego las grasas como fuente de energía, el cambio de sustrato es gradual a medida que se vacían los depósitos de glucógeno hepático y por último el muscular.
La fatiga se debe a niveles bajos de glucosa por deplesión de los depósitos hepáticos y musculares, deshidratación por pérdida de agua, electrolitos y el consiguiente aumento de la temperatura corporal. Esto es frecuente en animales muy volados, o mal entrenados antes de los concursos y después de la primera carrera acusan la dolencia que desde malestar muscular a endurecimiento por un metabolismo deficiente son las consecuencias. Influye también entre otras cosas la falta de minerales y oligoelementos, que si no los damos no son aportados por los granos ya que carecen totalmente de ellos como para cubrir los requerimientos habituales.
Con respecto a la fatiga está totalmente estudiado que para retirar el ácido láctico de músculo y sangre, la paloma debe volar los días posteriores a los concursos, aunque sean unos pocos minutos para favorecer la presencia de oxígeno en músculo, el cuál desdoblará el acido láctico en pirúvico y luego en dióxido de carbono y agua por el ciclo de ckebs acelerando la pronta recuperación.
La capacidad de un animal para volar tiempos prolongados se relaciona como anteriormente menciono, con la capacidad de almacenamiento del glucógeno en músculo y la velocidad de reintesis, lograda pura y exclusivamente por el entrenamiento.
Las grasas corporales como fuente de energía se almacenan como triglicéridos y se encuentran en casi todos los tejidos del organismo, no obstante existen células especializadas que albergan te