Para una paloma tiene que ser mas que insoportable tener como huéspedes que le succionen sangre dia tras dia en su cuerpo un puñado de esas moscas de paloma que por su planchada forma son imposibles de desalojar , ya que gracias a su anatomía se deslizan entre las plumas cual patinadoras sobre hielo huyendo del puntiagudo pico de la paloma que las persigue una y otra vez infructuosamente..
Difícilmente estas moscas abandonan a su cobijante a no ser para reproducirse , pasarse a otra paloma o por un ataque exterior originado por un baño o fumigación de mano del colombófilo ; pero hay un sistema infalible para desalojar a la mosca que no consigue el pico de la paloma , el vuelo , el baño , o las maldiciones que la paloma propina a las moscas diariamente. El sistema consiste en poner a la paloma en la mano del colombófilo y las moscas huyen de esa paloma como rata que abandona un barco que se hunde.
¿El porque huyen las moscas despavoridamente?.
Esa respuesta solo pueden dárnosla los científicos previo experimento o comprobaciones en laboratorio, pero yo tengo mi teoría ,que es la siguiente:
Cuando cogemos una paloma en la mano, las palpitaciones del corazón de la paloma aumentan considerablemente y puede ser que esa alteración vascular sea detectada automáticamente por la mosca que lo interpretada como un peligro inminente para la paloma y para ella . De esta forma la mosca huye provisionalmente a la espera de que la situación se normalice y pueda volver a suelta u “hogar , dulce hogar”.
La ciencia tiene la palabra.

Félix Martín Vilches